HERENCIAS Y TESTAMENTOS
herencias
y testamentos
Hacer un testamento es una decisión inteligente y responsable que garantiza que tus bienes se distribuyan según tus deseos cuando ya no estés presente. A continuación, te presentamos algunas de las ventajas más importantes de hacer un testamento:
1. Control sobre la distribución de tus bienes:
Con un testamento, puedes decidir quiénes serán tus herederos y cómo se repartirán tus bienes. Esto te permite asegurarte de que tus posesiones vayan a las personas que más te importan, evitando posibles disputas entre tus familiares.
2. Protección de tus seres queridos:
Mediante un testamento, puedes designar tutores para tus hijos menores o dependientes,
asegurando su bienestar y protección en caso de que faltes. También puedes incluir
disposiciones específicas para el cuidado de tus mascotas.
3. Optimización de impuestos y gastos legales:
Un testamento bien redactado puede ayudar a minimizar los impuestos que tus herederos
deben pagar sobre tus bienes. Además, puede agilizar el proceso de liquidación de la herencia, reduciendo los costos asociados con trámites legales y administrativos.
4. Flexibilidad para tomar decisiones:
Al hacer un testamento, tienes la libertad de establecer disposiciones personalizadas según tus necesidades y circunstancias particulares. Puedes especificar legados especiales, donaciones a organizaciones benéficas o cualquier otra instrucción que desees que se cumpla después de tu fallecimiento.
5. Tranquilidad y seguridad
Hacer un testamento te brinda la tranquilidad de saber que has tomado medidas para proteger a tus seres queridos y asegurar el futuro de tus bienes. Esto te permite vivir con la certeza de
que tus deseos serán respetados y ejecutados conforme a tus indicaciones.
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Una herencia es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que una persona deja al
fallecer. Para asegurar que esos bienes se distribuyan según los deseos del fallecido, se utiliza un testamento. Un testamento es un documento legal en el que una persona, llamada testador,expresa sus deseos sobre cómo quiere que se repartan sus bienes después de su muerte.
Hacer un testamento es fundamental para asegurar que nuestros bienes se distribuyan según
nuestras preferencias. Sin un testamento, la ley determinará quiénes serán los herederos y
cómo se repartirán los bienes, lo que puede no coincidir con nuestros deseos.
– Testamento abierto: Es el más común y se otorga ante notario público. En él, el testador
declara de forma oral o escrita su voluntad sobre la herencia.
– Testamento cerrado: El testador redacta sus disposiciones de manera secreta y las presenta al
notario, quien las sella. Este tipo de testamento solo se abrirá después del fallecimiento del
testador y en presencia de testigos.
– Testamento ológrafo: Es aquel que el testador escribe de su puño y letra, sin necesidad de la
intervención de un notario. Debe estar fechado y firmado por el testador.
En el testamento se designan a los herederos y se especifica qué bienes recibirá cada uno.
También se pueden establecer legados, que son disposiciones particulares sobre bienes
concretos. Además, el testamento puede contener otras instrucciones, como la designación de
un tutor para los hijos menores o la ejecución de donaciones a organizaciones benéficas.
En ausencia de un testamento, se aplica la ley de sucesiones intestadas, que establece un
orden de prioridad para los herederos. Por lo general, los hijos y el cónyuge tienen prioridad, seguidos por otros parientes. Si no hay parientes vivos, los bienes pueden pasar al Estado.